"¡Ay, si yo pudiera ocupar un rincón tranquilo en el corazón del mundo propio de mi niño!
Sé que ese mundo tiene estrellas que le hablan, y un cielo que baja hasta su cara para divertirlo con sus absurdas nubes y arcoiris.
Todos los que hacen creer que son mudos, y parece que nunca puedan moverse, llegan arrastrándose a su ventana con sus historias y con sus bandejas llenas de brillantes juguetes.
¡Ay, si pudiera andar por el camino que cruza la mente el niño y pasar más allá de todos los límites!
Hasta donde los mensajeros corren errantes sin motivos entre reinos de reyes sin historia.
Hasta donde la Razón hace cometas de sus leyes y las echa a volar, y la Verdad libera a los Hechos de sus cadenas"
(El mundo del niño, dins La Luna Nueva; Rabrindranaz Tagore)
(Imatge: anell de Sandra Ferrer)